Siguiendo en nuestra línea de contribuir a un mejor aprovechamiento de lo que nos da la tierra, al mismo tiempo que cuidamos el medio ambiente, ya tenemos plantados en nuestra huerta los arbolitos frutales: albaricoques, almendros, cerezos, ciruelos, granados, kakis, limoneros, manzanos, melocotoneros, naranjos, membrillos, perales, castaños e higueras.

El objetivo es doble, por un lado, obtener una buena cosecha de frutas en un futuro y por otro lado, contribuir a mitigar el cambio climático; puesto que los frutales desempeñan un papel muy importante ejerciendo un servicio ambiental fundamental como sumideros de Co2.

 

El Co2, como principal gas de efecto invernadero, por encontrarse actúalmente en exceso en la atmósfera, contribuye al cambio climático con independencia del lugar en el que se produzcan las emisiones.

 

Con la puesta en práctica de una labor tan antigua como es la siembra de frutales ponemos en valor una auténtica agricultura eco-eficiente que garantiza un balance positivo de carbono retirando Co2 de la atmósfera. En un intento más, por parte nuestra, de incrementar la productividad agrícoloa además de contribuir al medio ambiente.